El Presidente de El Salvador, Nayib Bukele, arrasó en los comicios del domingo apoyado en su polémica política de exterminio de las pandillas, con lo que se encamina a un nuevo período de gestión en el que tendrá nula oposición parlamentaria pero nuevos desafíos, como el de mejorar la situación económica de la población, según prevén analistas locales. «El pueblo habló fuerte y claro y dijo: queremos continuar el camino que llevamos», dijo anoche el presidente en un discurso pronunciado desde el Palacio Nacional al declararse ganador de una elección en la que, a pesar de la contundencia del resultado, más del 85% de los votos, no faltaron polémicas por el desarrollo del comicio. «La oposición toda junta quedó pulverizada», agregó el mandatario, según citan la agencia AFP y el diario local La Prensa Gráfica, entre otros.
«El Salvador ha roto todos los récords de todas las democracias del mundo», celebró el mandatario desde el balcón de la sede gubernamental, en el casco histórico de San Salvador, al saludar a una multitud que lo ovacionaba en la plaza central. «No sólo hemos ganado la presidencia con más del 85% de los votos, sino que hemos ganado la Asamblea Legislativa con 58 de 60 diputados, como mínimo», afirmó, provocando un estallido de fuegos artificiales.